El Perú de Yerovi es un libro por entregas quincenales de fascículos coleccionables. Es un libro de ficción que aborda con gracia e ironía la actualidad nacional e internacional valiéndose de noticias imaginarias vinculadas al deporte, el espectáculo, la política y la cultura.
Nicolás Yerovi, poeta, novelista y dramaturgo, es autor de 541 ediciones de Monos y Monadas, -semanario festivo y de caricaturas fundado por su abuelo, Leonidas N. Yerovi (1881-1917) en el año 1905, la publicación satírica de más larga vida en lengua castellana-, y también es heredero de la vena sarcástica que continuara su padre, Leonidas Yerovi (1916-1975).
Los fascículos de El Perú de Yerovi aparecerán cada dos miércoles desde el 18 de julio y, desde entonces, los tomos empastados, cada dos meses y medio.
18 julio 2012
02 enero 2012
Feliz 2012
Ningún obsequio más amable prodiga el año que se inicia que aquel sosegado paisaje de las calles EL PRIMER DÍA DE ENERO.
Soledosa, desolada,
el primer día de enero,
Lima luce abandonada.
Ya no afanes o te quiero,
‘feliz año’ ni bengalas,
sólo exangües y serenas
las calles parecen salas
donde pasean las penas.
Los postes son candelabros
marchitos por un borracho
que riega su descalabro
convertido en mamarracho,
y plácido, muelle, un coche
se asemeja a un confortable,
donde la gran mala noche
duerme un señor respetable.
Y a modo de alfombra persa
de pieza deshabitada
yace vacua la calzada,
con sus ronquidos conversa
quien diciendo dice nada,
y el primer día de enero
sueña verse renovada
hasta el agua del florero.
Nicolás Yerovi
Soledosa, desolada,
el primer día de enero,
Lima luce abandonada.
Ya no afanes o te quiero,
‘feliz año’ ni bengalas,
sólo exangües y serenas
las calles parecen salas
donde pasean las penas.
Los postes son candelabros
marchitos por un borracho
que riega su descalabro
convertido en mamarracho,
y plácido, muelle, un coche
se asemeja a un confortable,
donde la gran mala noche
duerme un señor respetable.
Y a modo de alfombra persa
de pieza deshabitada
yace vacua la calzada,
con sus ronquidos conversa
quien diciendo dice nada,
y el primer día de enero
sueña verse renovada
hasta el agua del florero.
Nicolás Yerovi
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