La radiografía
Examina el doctor Nicolás Yerovi
Rindiéndole homenaje a la solemnidad de nuestra administración de justicia, el reo Antauro Humala se echó a dormir en la sala de audiencias.
Seguro que el loco Humala
estaba muy fatigado
tras pasar noche muy mala
y, mientras era juzgado,
recogiendo sus rodillas,
usando el saco de almohada,
se estiró sobre unas sillas
y roncó como si nada.
Pitearon los magistrados
porque se puso a jatear,
mas no fueron escuchados...,
¡qué manera de roncar!
Qué escena tan colosal
la del cachaco jateando
delante del tribunal
que lo venía juzgando.
Si el loquito matagente
se sigue durmiendo así,
la pereza, de repente,
me la contagia hasta a mí,
puesto que un jato tan bravo
se pega sin mucho esfuerzo
y, por dormir, yo no acabo
ni de escribir este verso.
Nicolás Yerovi.
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